Todos sabemos lo frustrantes que pueden ser las entrevistas de trabajo. Llegamos a casa hechos polvo y nos pasamos los días controlando el teléfono. Por eso vale la pena que de vez en cuando nos las tomemos a risa y nos relajemos un poco. Yo he tenido algunas de lo más surrealistas, igual que mis amigos, y cuando las recordamos ahora, siempre acabamos de buen humor. Espero que tú también y, si de paso, te sirve de ayuda la información de este blog, mucho mejor.

lunes, 20 de diciembre de 2010

En una tienda de ropa

Parece una ley irrefutable: cuando alguien sin mucha preparación está harto de ir de la tele al ordenador y del ordenador a la tele, lo primero que se le ocurre es buscar trabajo en una tienda de ropa. Como ejemplo, mi prima. En su caso, la tienda era H&M y la prueba, de lo más práctica. Ella y otras dos candidatas tenían que arreglar toda una sección que había sido previamente desordenada. Hasta ahí bien. Seguidamente, debían enfrentarse a una clienta, interpretada por una dependienta de la misma tienda. El diálogo fue el siguiente:
– ¡Hola! Quería unos vaqueros.
– ¿De qué tipo?, preguntó mi prima.
– No sé.
– ¿Pitillo, anchos, elásticos...?
– No sé.
– ¡Vale! ¿Y qué talla tiene?
– Pues no sé. ¿Tú qué crees?
¡Venga ya! Reto al entrevistador a que vaya a cualquier tienda de H&M con esas mismas preguntas. ¡A ver cuánto tiempo tarda la dependienta en mandarle a la mierda!

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