Todos sabemos lo frustrantes que pueden ser las entrevistas de trabajo. Llegamos a casa hechos polvo y nos pasamos los días controlando el teléfono. Por eso vale la pena que de vez en cuando nos las tomemos a risa y nos relajemos un poco. Yo he tenido algunas de lo más surrealistas, igual que mis amigos, y cuando las recordamos ahora, siempre acabamos de buen humor. Espero que tú también y, si de paso, te sirve de ayuda la información de este blog, mucho mejor.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Si eres mona, mejor

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 CC imagen de Edgie168 en Flickr

Uno de los jefes más raros y con un sentido del humor más negro que he tenido en mi vida fue el responsable de Edición de un periódico. Tengo que decir, sin embargo, que a pesar de sus rarezas, te permitía decirle con toda franqueza lo que pensabas de cualquier cosa. Se dio la circunstancia de que necesitábamos una persona más en el departamento –sí, hubo un tiempo en que eso sucedía– y empezó a hacer entrevistas a posibles candidatos. Después de la primera, le pregunté qué tal había ido y su respuesta no pudo ser más sincera: "No la voy a coger porque es muy fea". Le digo que me parece injusto y me suelta que ya que la va a tener delante ocho horas al día, mejor si es guapa. Y, a continuación, añade que en mi selección fue determinante que tuviera unas manos bonitas y bien cuidadas. Si lo llego a saber, en lugar de pagarme un máster, me compro un bono de manicura.

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