Todos sabemos lo frustrantes que pueden ser las entrevistas de trabajo. Llegamos a casa hechos polvo y nos pasamos los días controlando el teléfono. Por eso vale la pena que de vez en cuando nos las tomemos a risa y nos relajemos un poco. Yo he tenido algunas de lo más surrealistas, igual que mis amigos, y cuando las recordamos ahora, siempre acabamos de buen humor. Espero que tú también y, si de paso, te sirve de ayuda la información de este blog, mucho mejor.

lunes, 20 de diciembre de 2010

¿Y usted cómo está de fuerza?


Un amigo irlandés arqueólogo me contó que su primer empleo fue en una zona donde pensaban construir una carretera, pero en la que cabía la posibilidad de que existieran restos históricos. Cuando llegó a la empresa, lo primero que le sorprendió es que todos los arqueólogos seleccionados fueran jóvenes muy atléticos, como él. La respuesta no se hizo esperar. Su trabajo consistía básicamente en ir cavando con un pico de considerable peso los márgenes de la carretera en busca de posibles restos. Lo peor de todo, me comentó, no es que en Dublín llueva un día sí y otro también, sino ver a los operarios sentados cómodamente en sus excavadoras a la espera de que los arqueólogos les dieran el visto bueno para seguir. Mi amigo está convencido de que todavía hoy se están riendo de él.


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