Todos sabemos lo frustrantes que pueden ser las entrevistas de trabajo. Llegamos a casa hechos polvo y nos pasamos los días controlando el teléfono. Por eso vale la pena que de vez en cuando nos las tomemos a risa y nos relajemos un poco. Yo he tenido algunas de lo más surrealistas, igual que mis amigos, y cuando las recordamos ahora, siempre acabamos de buen humor. Espero que tú también y, si de paso, te sirve de ayuda la información de este blog, mucho mejor.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Pero de buen rollo, ¿eh?


A Elena la llamaron de una emisora de soul para un empleo como locutora. La chica iba como loca de contento, y no es para menos, teniendo en cuenta que acababa de terminar la carrera. Las cosas se empezaron a torcer en cuanto cogió el autobús, muy popular entre los drogadictos de la ciudad. De hecho, la oficina estaba en un polígono industrial de fama algo dudosa, pero lo cierto es que de día hay miles de personas trabajando allí, así que Elena se convenció de que todo era normal. Bueno, todo, todo, no. Para empezar, el local medía unos 5 m2, para compartir en intimidad, vamos. El entrevistador iba de buen rollo, con tatuajes, rastas, etc., pero con una cara de baboso que se salía. Lo primero que le dijo es que le parecía muy guapa y que estaba seguro de que se iban a entender. Después le explicó que su trabajo, además del de locutora, consistiría en promocionar por los bares una bebida especial elaborada a partir de cannabis. En fin, esto por un amigo, a lo mejor, pero por alguien que no conoces...

1 comentario:

  1. Bufff, qué mal rollo!!!! Para sitios raros un despacho en el que trabajé. Era un espacio grande con separadores hechos de papel de embalar blanco, marcando los distintos departamentos. ¡Qué angustía! ¡No te podias apoyar casi en ninguna parte!

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